La otra caída de uno de los detenidos

No es la primera vez que Carlos C., uno de los apresados el jueves por su presunto vínculo con los crímenes de ancianos, cae en manos de la policía. Este muchacho de 24 años, dueño de un Mercedes Benz y un autoservicio, había sido detenido en octubre del año pasado junto a otros cuatro hombres en una zona costera de Monje, a 60 kilómetros de Rosario, cuando presuntamente preparaban un golpe a camiones en la autopista a Santa Fe.

Fue el 9 de octubre de 2009 cuando agentes de las unidades regionales XV (San Jerónimo) y XVII (San Lorenzo) irrumpieron en una zona de viviendas cercana al cámping de Monje, a unos 100 metros del río Coronda. Allí sorprendieron a tres familias que habían alquilado las propiedades con la excusa "de pasar unos días de descanso".

Armas y drogas. Sin embargo, entre las pertenencias de la gente se encontraron elementos que hicieron sospechar a los uniformados: dos pistolas calibre 9 milímetros, otra calibre 40, una escopeta 12.70 y una carabina 22, además de unas 500 municiones para esas armas.

La sorpresa no terminó allí. Al requisar la casa y el Honda Legende perteneciente a Javier I., otro de los detenidos entonces, la policía encontró 250 gramos de cocaína y una importante cantidad de precursores químicos (thiner, acetona, ácido sulfúrico, aguarrás, éter, ácido clorhídrico, lactosa, moldes para compactar drogas, lámparas infrarrojas y una balanza industrial). Todos esos elementos, dijeron entonces fuentes de la ex Drogas Peligrosas, ponían al hombre en evidencia de manejar una cocina de drogas.

Los mismos pesquisas dijeron que Javier I., conocido como Rengo, no tenía pedido de captura pero era investigado porque a partir de su agencia de compraventa de autos escondía "la comercialización de drogas a mediana escala". Y, en ese sentido, aseguraron que Carlos C., el muchacho detenido el jueves, "era uno de sus soldados en la distribución y venta de estupefacientes".