Encuentran a un jubilado muerto a puñaladas en su casa de Zavalla

La FM 92.5 "Proyección" ayer había levantado del aire todos sus programas. Absoluto silencio de radio. El canal de televisión por cable difundía videos musicales de uno de los artistas predilectos de la víctima con un sobre impreso
 en la pantalla que rezaba "a la memoria de nuestro querido compañero y amigo".
 Habían pasado seis horas desde el hallazgo del cadáver de José Ramón Savini, un reconocido vecino que fue asesinado de una puñalada en lo que se presume fue un hecho de robo, y la pequeña localidad de Zavalla seguía sumergida en una tristeza y un dolor palpables con sólo preguntar a cualquier habitante del lugar por el terrible desenlace que tuvo la vida de Savini.

El hombre llevaba una vida sin sobresaltos en el pueblo a unos 30 kilómetros al oeste de Rosario. Era soltero y vivía solo en una prolija y bonita casa ubicada en Dorrego 2338, a unos 200 metros al sur de la ruta nacional 33. Según contaron a este diario sus allegados y vecinos, no tenía dificultades económicas porque recibía el monto del alquiler de 17 hectáreas de un campo. La última vez que lo vieron con vida fue el martes pasado. Su cuñada, un sobrino y unos habitantes de la cuadra lo vieron en la casa. Por la tarde concurrió a la radio donde, desde el año 2004, conducía de lunes a viernes su propio programa, "El patio de los abuelos".

El miércoles ya no se lo vio en los lugares que más frecuentaba: la radio y el jardín de su casa, que cuidaba con tal esmero que las chicas del pueblo solían ir allí a tomarse fotos al cumplir los 15 años.

En la emisora al principio atribuyeron el faltazo a algún bajón anímico que el hombre sufría de vez en cuando. "El martes le contó al operador que estaba medio intranquilo porque no podía anunciar bien los temas musicales. Por eso cuando no apareció el miércoles pensamos que podría estar medio deprimido", recordó ayer con tristeza Roberto Tito Garnero, propietario de la FM.

Asombro. Ayer a la mañana la ausencia de José Ramón ya era inconcebible para sus dos hermanos, cuñadas y sobrinos. Fue Cuca, la esposa de uno de sus hermanos, la que llamó por teléfono.

Como nadie respondía se acercó hasta la casa. Hizo sonar el timbre varias veces. Fue entonces cuando tocó el picaporte de la puerta y constató que estaba sin llave, algo muy extraño ya que Savini siempre cerraba. Enseguida el peor cuadro quedó confirmado. Savini yacía tirado en el piso de la cocina sin vida, boca arriba, con profunda puñalada sobre el flanco izquierdo de las costillas, una herida que le afectó el hígado y un pulmón.

Estaba vestido con ropa informal o de entrecasa y tenía puestas unas ojotas. Sobre una silla del comedor habían quedado unas prendas en perfecto estado, listas para ser usadas.

De acuerdo a la evaluación preliminar del médico de policía, el deceso se habría producido 30 ó 36 horas antes del hallazgo del cadáver. Es decir que la víctima habría sido atacada el miércoles de madrugada o a la mañana temprano. Los investigadores de la seccional 31ª sin embargo no hallaron el puñal con que fue atacada la víctima. Ninguna de las aberturas estaban forzadas y la puerta que conecta con un patio trasero estaba abierta.

"Creemos que el hombre conocía al asesino o al menos le permitió el ingreso a la casa", consignó un vocero de la investigación. La policía también constató un gran desorden en todos los ambientes de la casa, especialmente en el dormitorio de Savini "como si hubiesen buscaran algo". De acuerdo a lo que pudo comprobar un sobrino de la víctima, el o los autores del crimen se llevaron un acordeón marca Hohner, un órgano Casio y un equipo de audio Philips. "Cómo hicieron para sacar eso sin llamar la atención de nadie es lo que pregunto", manifestó un pesquisa.

La timidez de Savini no le impedía hacerse querer en el pueblo donde vivió siempre. "Era bueno e inocente, jamás le hizo mal a nadie", dijo ayer una de sus cuñadas. Otros vecinos contaron que José Ramón estaba contento porque combinaba su pasión por la música y "El patio de los abuelos", un espacio en el éter que comenzó como una especie de terapia para salir de cierta melancolía.