Historias barriales: Las Vías y más allá.... Refinería...

Más allá de la vida color de rosa de pichincha, los paredones del ferrocarril y las mujeres de amores vendidos, el tranvía, módico transporte, se sumergía en el pasaje Celedonio Escalada.

Del otro lado lo esperaba la noche y las casas donde roncaba la fatiga de las mujeres obreras y velaban La Protesta los anarquistas. Quien sabría decir qué fue primero, la Refinería, las tres vías de los franceses o los conventillos de largos pasillos por donde serpenteaba la pobreza.-

El establecimiento industrial más importante del Rosario, y acaso de la República, es la “Refinería Argentina”, que recibe de los ingenios de Tucumán los azúcares...” “Pertenece a una sociedad anónima, de la que es presidente y accionista principal el Señor Ernesto Torquinst. A él concurren los ferrocarriles de trocha ancha y angosta y tiene un embarcadero propio...” “... Alrededor de la Refinería se ha formado un barrio de casitas y ranchos para obreros, que lleva el nombre de la fábrica, y se continua con las que ocupan los obreros de los ferrocarriles y embarcaderos...”

En 1904 Juan Bialet Masse ve así el barrio:

“ El establecimiento industrial más importante del Rosario, y acaso de la República, es la “Refinería Argentina”, que recibe de los ingenios de Tucumán los azúcares...” “Pertenece a una sociedad anónima, de la que es presidente y accionista principal el Señor Ernesto Torquinst. A él concurren los ferrocarriles de trocha ancha y angosta y tiene un embarcadero propio...” “...Alrededor de la Refinería se ha formado un barrio de casitas y ranchos para obreros, que lleva el nombre de la fábrica, y se continua con las que ocupan los obreros de los ferrocarriles y embarcaderos...”

Habitada desde muy antiguo por su vecindad con el Camino Real a Santa Fe, zona de hornos de ladrillos, quintas y chacras sus habitantes se vinculaban entre sí y con la ciudad por medio de caminos vecinales. Por Ley Provincial del 2 de junio de 1862 se reemplaza al primero por el “Camino Nuevo a San Lorenzo” que corría desde el puente sobre el Arroyo Ludueña, conocido como “Puente Arroyito” hacia el Norte.

El camino se continuó luego hacia el Sur recibiendo primero el nombre de Castellanos y luego Avda. Alberdi, limite oeste del Barrio. La vecindad con el río y los embarcaderos más las instalaciones ferroviarias del Ferrocarril Central Argentino y del Ferrocarril Central de Córdoba convirtieron, muy pronto a la zona, en un verdadero polo industrial donde se fueron instalando industrias de distinto tipo aprovechando la facilidad de comunicación hacía el interior que ofrecían las Empresas Ferroviarias y hacia la exportación que brindaba el puerto.

Por sus dimensiones y la cantidad de mano de obra que ocupaban, la Refinería y los Talleres se destacaban, entre la barraca Jewell, los elevadores de granos, el Molino Nacional, la fábrica de ginebra, el Establecimiento de Aguas Corrientes, la Algodonera Argentina, la Cervecería Quilmes y la Arrocera Argentina....

Los cuatrocientos cuartos.

Ese era el nombre de uno de los más grandes conventillos del barrio, donde se amontaba una verdadera “sociedad de las naciones”; turcos, japoneses, italianos, sirios y españoles debían pelear no por un territorio sino por una de las cuatro letrinas y la única canilla para una población de 350 personas. El Atrevido, otro de los grandes inquilinatos, propiedad del que había sido Jefe Político del Rosario, Don Mario Cilvetti, le pisaba los talones al primero en cuanto a las comodidades y los precios de las habitaciones, 25 y 30 pesos para sociabilizar con 245 vecinos en 45 habitaciones. Otros como El Rápido, el Conventillo de Bachicha, el de Jamalá – Jamalá, cuyo dueño era José Jamal, habitado casi en exclusividad por sus paisanos, formaban una intrincada red con almacenes, bodegones, prostíbulos clandestinos y refugios de malvivientes donde era frecuente la pelea a cuchillo y donde se respetaban códigos, silencios, compadrazgos y cofradías.

El Pueblo de Don José Nicolás Puccio.

Trepados al pescante de un carro o en un tranway arrastrado por un famélico rocinante se llegaba hasta el punto donde la calle Salta se topaba con las barreras del Central Argentino. Terminado el lento cruce se pasaba frente a los talleres del ferrocarril, casas y quintas dispersas aquí o halla y pibes que gritaban los diarios. Luego de cruzar el arroyo Ludueña, zona mas densamente poblada se entraba en el Camino nuevo a San Lorenzo o Avenida San Martín (hoy Rondeau). En la calle Progreso, actual Gallo, si se viajaba en tranvía, había que bajarse y esperar el “5” del Rosarino del Norte que venía del Barrio La Florida, de lo contrario se continuaba por el callejón bordeando las vías de la Compañía Francesa de Ferrocarriles que unía Santa Fe con Rosario.

Unas cuadras más y aparecía la plaza del Pueblo de Alberdi. La plaza, espaciosa, con frondosa arboleda, con el busto de Alberdi en el centro y el Palacio de Ciro Echesortu (Villa Hortensia) como telón de fondo, el Boulevard San Martín (Rondeau) eje del pueblo cortándola y del lado Este la iglesia y una avenida flanqueada de plazoletas y jardines arbolados, que conducía el río y que tomaba el nombre de Bajada Puccio, en homenaje al fundador del pueblo era el centro de la vida social del pueblo y estaba rodeada por el mercado, el edificio de la Comisión de Fomento, que servía de ámbito para todo tipo de actividades de interés vecinal.

Fundado por Don José Nicolás Puccio miembro de la clase acomodada rosarina, durante el mes de Julio de 1876, el emprendimiento inmobiliario seguía los cánones de las villas o aldeas de descanso, a la moda en Inglaterra y Norteamérica según el pensamiento de Juan Bautista Alberdi, amigo y beneficiario con una manzana en la flamante urbanización. “...En Inglaterra y Norteamérica, todo el mundo vive en el campo. Los campos son más cultos y elegantes que las ciudades.

En Inglaterra los grandes colegios, las célebres universidades, están en el campo...Por mi parte mi sueño dorado es habitar en algún lugar de nuestras campañas..” Juan Bautista Alberdi.

El pueblo pronto se convirtió en el lugar elegido por las familias adineradas para levantar sus mansiones en las cuales se refugiaban durante el sofocante verano, o cuando una epidemia azotaba los barrios de la ciudad donde se hacinaban los inmigrantes,

Alberdi se incorporó como barrio a la ciudad de Rosario durante el año 1918, las leyes provinciales 1870 y 1982 incorporan al perímetro urbano tres mil quinientas hectáreas del pueblo, merced a las gestiones realizadas por Don Pedro Goyenechea, preocupado por la declinación del pueblo y la falta de obras que mejoraran la calidad de vida, del nutrido vecindario.

La Avenida Alberdi....

Cuando era más huella que avenida por ella bajo don Justo José de Urquiza. Lo buscaba al Restaurador, a ver quien era más caudillo, quien tenía más hombres y el saladero más grande. Dicen los fantasmas, que en una casa que el tiempo y la leyenda a desfigurado se encontró con otro que pisaba fuerte. Solano López. Voces, espuelas, ordenes de mando, pasos lentos, resuenan en la galería que da cobijo a las habitaciones sucesivas, tras los muros de la casa con el número 1040. De espaldas al “arroyito” y el Bv.Rondeau, en la dirección que le marca la mirada de Don Lisandro, hacia el Sur, por ella bajaron chatas cadeneras, tranways con mayoral, cornetín y piropo en flor , jardineras lecheras y carros ladrilleros que venían del oeste. Una higiénica ordenanza le marco su destino: avenida de “ zona industrial y productiva “ y entonces a su vera los barrios obreros, las fábricas y los almacenes fueron brotando donde antes lo hacían los alfalfares. Las iniciativa para dotar de tranways a la zona correspondió a los empresarios Martín J.Navarro, Domingo de Saa Pereyra y Cía. El “Tranways Rosarino del Norte” tenía el siguiente recorrido: salida desde la Plaza 25 de Mayo hasta el Puente del Arroyo Ludueña, recorriendo las calles: Weelwright, Brown, Balcarce, Rivadavia, Rodríguez, Guemes y el camino nuevo al puente Ludueña.

El tiempo y el progreso hicieron surgir a su vera edificios que hoy son emblemáticos de la zona norte y de la ciudad. La Cervecería Quilmes se instala en el sector en 1927, aunque la firma producía cerveza desde el siglo XIX en nuestra ciudad, la familia Bemberg, propietaria de la fabrica construye la planta en ese lugar con la intención de aumentar la producción.

En 1908 nace la Escuela Ludueña que irá ocupando distintos solares, hasta que en 1924 se construye el edificio en Avda. Alberdi Nro 942, llamándose desde entonces “Escuela 107, 9 de Julio”. En la esquina de Avda.Alberdi y José Ingenieros, funcionó a partir del año 1945 el Teatro Varieté“Arroyito”, que constaba de un escenario con camarines y patio con piso de tierra al aire libre. El 7 de enero de 1950, se inaugura el Estadio Norte, propiedad del Sr. Pedro Cristiá, es la época de oro del boxeo en Rosario, sus jornadas fueron animadas por pugilistas nacionales e internacionales de jerarquía. En el año 1967 se produce el cierre del Estadio Norte y en 1969 se lo transforma en Galería Comercial y Oficinas en Plana Alta.

Los bailes y desfiles de carnavales en clubes de la zona y sobre la Avenida fueron durante muchos unos de los atractivos más singulares de la ciudad por su brillo y esplendor y junto con los cines cita obligada de los vecinos de los barrios. El primero fue un cine al aire libre, casualmente, en el mismo lugar donde luego se levantaría el edificio para el Cine Opera. Lindante con el arroyo Ludueña estaba el “Recreo Arroyito” y posteriormente el Cine Lumiere, en la década del 30¨, hoy convertido en Centro Cultural. Sin abandonar su encanto de “cine del barrio”.

Ernesto A Ciunne/ Agosto de 2006.-

Texto Ernesto Ciunne

Fotos Archivo Museo de la Ciudad